

Durante estos últimos días se ha difundido en medios de comunicación la noticia de que el coronavirus ha disparado la búsqueda y la demanda de viviendas en el medio rural.
Se trata, al parecer, de personas que viven en ciudades y que tienen posibilidad de teletrabajar pues se asume que en los pueblos no hay otra posibilidad de trabajo. Esta noticia nos suscita una serie de reflexiones.
Algún experto indicaba que no sólo se necesita poder teletrabajar. Ese teletrabajo debería ser estable y no sujeto a bandazos extraños que nos deje sin trabajo cada cierto tiempo. Pero nosotros vamos más allá. Es positivo que se le esté perdiendo el miedo a vivir en los pueblos y que haya personas que se lo estén planteando. Ahora vienen los matices.
Irse a vivir a un pueblo implica un cambio de vida que necesita un cambio de mentalidad previo. Si vamos al pueblo sólo porque podemos teletrabajar entonces corremos el riesgo de convertir al pueblo en una nueva “mini-ciudad dormitorio”. Será inevitable comparar con la ciudad de donde veníamos y acusaremos la falta de infraestructuras, de ocio cultural, de Hospitales o Escuelas. Acabaremos enviando a nuestros hijos a estudiar a la ciudad y coger el coche para disfrutar del cine, el teatro o el Museo en las ciudades más cercanas. Sí, viviremos en el pueblo pero mentalmente estaremos en otro mundo.
Más tarde o más temprano surgirá la insatisfacción, la frustración, las desavenencias familiares y finalmente el abandono del proyecto, volviendo cabizbajos a la ciudad. ¿Qué podemos hacer para que esto no suceda?
Inevitablemente tenemos que construir la casa por los cimientos, no por el tejado. En GeaXplora no nos cansamos de repetir que en primer lugar hay que crear, impulsar o potenciar nuevos recursos económicos desligados de la agricultura y la ganadería con el concurso de actores públicos pero sobre todo privados. Abrir la mente y ser valientes. Nosotros hemos propuesto en nuestra web y en nuestras RRSS multitud de ideas.
Una vez se han creado estos recursos, vendrán los puestos de trabajo. Ahora sí que podrá ir gente nueva a los pueblos para disfrutar de una nueva vida. La nueva riqueza que se creará fijará población porque ahora serán posibles las nuevas infraestructuras y servicios y la mejora de los existentes y se dinamizará el tejido social con los nuevos pobladores que será necesario vengan con la mentalidad de ese cambio de vida desenganchándose de la ciudad.
Entonces vendrán mejores escuelas, mejor transporte, y un mercado de trabajadores con dinero en el bolsillo que atraerán la atención de otras empresas que proporcionarán servicios a esa nueva población.
Es la manera de evitar al urbanita de “ida y vuelta”